lunes, 31 de diciembre de 2018

DE GRACIAS

La última entrada del año es muy sencilla, me gustaría dar las gracias a todos los que me habéis leído, haciendo posible mi ilusión de trasmitir lo que es el teatro para mi.

Dar las gracias a los que me han ayudado concediendome una entrevista. A mi primer entrevistado, un actorazo y que se convirtió en mi padrino, Alberto Vázquez. A una maravillosa actriz, no sabes la ilusión que me hizo que me dijeras si, Maria Casal. A Nacho Guerreros, gracias maestro y a Emma Ozores, que es una colosal actriz siempre presente en mi vida, y que no dudo en décime adelante.
Gracias a todos por fiaros de mi y hacedme feliz

Espero que me sigáis leyendo en el 2019, que os interese lo que os cuente, y a todos los que pobláis las tablas, os seguiré disfrutando en ese bonito y mágico lugar que es el teatro.


jueves, 20 de diciembre de 2018

DE EL PRECIO

Hoy he venido a el Pavón Teatro Kamikaze a ver la obra "El Precio" de Arthur Miller.

Se lo he dicho a mi tía Catalina y me comenta "esa la vi yo hace muchos años, ya me contarás si te ha gustado, a mi si"

Así que, me he sentado dispuesta a disfrutar. Delante de mí estaba un grupo de estudiantes, numeroso, acompañados por valientes profesoras. Tengo que decir que han sido educados, correctos y todos han apagado sus móviles. Alguno miraba con cara de no saber muy bien donde estaba, pero al final han aplaudido con muchas ganas, y salían con cara de haber seguido la obra íntimamente.

Pero centrémonos ya en el escenario. Como siempre comenzaré dando una pincelada. Víctor, sargento de la policía, ha decidido vender los muebles de su padre (que perdió todo su dinero en la crisis del 29) porque van a tirar el edificio, y junto a su mujer, Esther, esperan al tasador, finalmente llega Gregory Salomón, un tipo curioso de verdad. Quién, también, llega es el hermano de Víctor, Walter, un cirujano notable pero que no se habla con su hermano desde hace 16 años. La tasación, el precio de los muebles, da paso a una discusión entre los hermanos por cosas pasadas. Y hasta aquí vamos a leer.

En la obra, se hace referencia a los diferentes precios de los muebles, pero realmente, el autor, nos quiere hablar del precio que cada uno paga en la vida, por las decisiones que toma. Decisiones buenas o malas, equivocadas o no, pero de las que debemos ser consecuentes y aceptar el precio.

La dirección de Silvia Munt es buena, el montaje se realiza en la época en la que transcurre, un punto muy positivo porque le da verdad. Las imágenes en blanco y negro del inicio y el final ayudan a un bonito cierre de la obra. La música, jazz, muy bien escogida.


En cuanto a los actores:

Gonzalo de Castro, interpreta con corrección su Walter, el hermano que en el fondo no es tan malo. Creo, que destaca más su personaje cuando calla, cuando escucha y su cuerpo, su cara sigue la escena. Sus silencios, en mi opinión, son lo mejor de su interpretación porque los maneja a la perfección.

Elisabeth Gelabert, como Esther, quizás le falte algo de fuerza en algún punto, pero su mujer, dolida por la vida que ha llevado, es creíble.

Tristán Ulloa, está en el escenario toda la obra. Construye a un Víctor, dolido con el mundo, con él mismo, dotándole con fuerza. Es un personaje con emociones muy fuertes, y sabe controlarlas y mostrarlas en el momento oportuno.

Por último, para mi el mejor, está el tasador en la piel de Eduardo Blanco. Su interpretación es perfecta como anciano de más de 90 años. Su expresión corporal para convertirse en el viejo tasador es magistral, sus manos temblando, su voz quebrada... Pero además, le sabe dar al personaje la vida que necesita.

Seguirá en el Teatro Kamikaze hasta el 6 de enero, os invito a ir a verla, el tema de la crisis, desgraciadamente no nos pilla tan lejos, y el tema de afrontar la vida y aceptarla es algo de todos los días.

viernes, 14 de diciembre de 2018

DE MÓVILES Y EL TEATRO

Hoy voy hablar de algo que todos llevamos en los bolsillos o bolsos, no son las llaves, son los móviles.

Se preguntarán que tiene que ver el tema con el teatro, pues sorprendentemente mucho, y en su parte más molesta.

Todos sabemos lo que mal que sienta tener una conversación interesante, una que de verdad te importa y que suene el móvil varias veces, sean mensajes o llamadas da igual, la magia se pierde.

Traslademos eso a un grado mayor, a un lugar donde se transforma las palabras en interpretación, al teatro.

Las personas que están sobre el escenario no son muñecos que repiten las palabras como autómatas. Alguno se sorprenderá, casi seguro, si les digo que necesitan concentración, silencio, conexión con los espectadores para sentir que traspasan baterías.



Conexión, sí, pero no con el móvil.
Que suene un teléfono son segundos, aunque suene paradójico, de desconexión en su concentración, y puedo asegurar que eso es muy duro. A veces una palabra mal dicha, un silencio inadecuado, puede estropear toda una escena, quizás la escena más importante.

Mirar al oscuro patio de butacas y ver luces de móviles, tampoco ayuda mucho.

Así que por favor, cuando vayan al teatro, apaguen sus móviles, les aseguro que no hay nada fuera que no pueda esperar un par de horas, que les garantizo serán, con casi total seguridad, maravillosas.

Los/las intérpretes se lo agradecerán, los/las compañeros de butacas se lo agradecerán, y aunque ustedes no se lo crean, también lo agradecerán. Les doy mi palabra

viernes, 7 de diciembre de 2018

DE AGUACATES

Hoy voy a escribir sobre "Aguacates". No, no crean que voy hablar de la fruta y que se me ha ido la cabeza, voy hablar de la obra  de Tirso Calero que se puede ver en el Teatro Principe Gran Vía en Madrid.

¿Qué esperaba yo de la obra? francamente reirme, pasar una maravillosa tarde de diversión y teatro ¿Qué encontré? Exactamente eso y un poco más.

Pero vamos por partes

Lo primero, es dar unas pinceladas para que os entren las ganas de ir a verla. Nos encontramos con
Marcelino, un político conservador, que puede convertirse en el próximo Presidente del Gobierno. En lo profesional, la vida es de color de rosa, pero no en lo personal. Divorciado y con problemas para relacionarse con su hija Silvia que tiene 18 años, y que tiene las ganas de vivir de esa edad. Aparece Toni, el mejor amigo de Marcelino, que terminará teniendo un lío con Silvia. Toni está arruinado y sólo podrá salir de esa ruina gracias a una futura plantación de aguacates. Todos se marchan de vacaciones juntos y... 

El texto es divertido, durante 90 minutos disfrutas, pero entre las risas nos encontramos con algo más, el autor nos muestra que hay que vivir, que sólo tienes una vida y has de disfrutadla. Mensaje de todos conocidos pero que nos llega, quizás mejor, entre carcajadas. Y nos podemos encontrar, también,  con cierta crítica social que nunca está de más.

El director José Saiz, como siempre está impecable. Es una obra que tiene que mantener un ritmo, si éste cae la obra se difumina, y lo logra mantener perfectamente. La dirección de actores es francamente buena.



En "Aguacates" nos encontramos con cuatro actores que manejan perfectamente la situación de sus personajes Jesús Cabrero, Juanjo Artero, Lucía Ramos y Ricardo Saiz. En esta obra el trabajo coral es muy bueno. Cada uno de ellos borda su papel, Jesús Cabrero como político y padre, Juanjo Artero como amigo de toda la vida, Lucía Ramos como la hija que quiere vivir y tener experiencias y Ricardo Saiz es un Rastafari con sorpresa.

Os invito a todos a ir a ver "Aguacates", una obra con nombre de fruta, una fruta con muchos nutrientes, una obra con muchas carcajadas que nutren el alma.