Hace nada viaje a Valencia y fui al teatro Olympia, representaban "Antoine"
Mi tía me enseñó, que cuando vaya a ver una función compre butaca, fila cuatro o cinco y centradas. A mi me gusta más en el pasillo, supongo que por llevarle la contraria.
Cuando fui a comprar mi localidad, la única que me cuadraba era primera fila en el lado izquierdo, esquinada. Veía bien, tan solo que perdía un poco de visión de mi lado izquierdo, pero gane más por el lado derecho.
Y pude disfrutar de momentos, que pocos pueden ver, lo que se cuece entre bambalinas. Lo que ocurre pocos segundos antes de que los actores y actrices salgan a la luz de los focos.
Afortunadamente había visto Antoine anteriormente, y eso me ayudó a poder estar atenta a todo lo que ante mi ocurría.
Segundos antes de empezar pude ver al elenco preparado pasa salir, miradas cómplices, gestos de seguridad y concentración plena y...a pisar el escenario.
Reconozco que seguí observando, aunque sin dejar de disfrutar de la música y de las interpretaciones. Era mágico.
Segundos antes de verlos sobre el escenario, podía vivirlo. Ver, por ejemplo, a Alberto Vázquez en la línea de salida, concentrado y sonriente con sus compañeros, en sus varias entradas y salidas, cambiar sus personajes en segundos...repito para mi era mágico.
Pero igual que con Alberto pude disfrutar con Paula Moncada, Vicenç Miralles o Víctor Massan, los nombro a ellos porque son quienes más movimiento sobre el escenario tienen.
Así que, en cierta forma, disfruté de un espectáculo 360.
Pude vivir una obra como "Antoine" que en mayo volará a Barcelona, y que después seguirá con su gira, y que, recomiendo a todos porque disfrutas con la música, las actuaciones, el montaje, el texto...les aseguró que les llegará al alma.
Y pude ver las bambalinas, ese lugar donde los espectadores, o al menos yo, sueñan con estar y poder ver la función desde ese punto de vista.
Y para terminar les recuerdo que LA CULTURA ES SEGURA, EL TEATRO ES SEGURO