viernes, 5 de mayo de 2017

EL CONCIERTO DE SAN OVIDIO

Nos vamos a quedar aún en los años ochenta, más concretamente en 1986. En ese año, en el Teatro Español, se representaba "El concierto de San Ovidio" de Antonio Buero Vallejo.

Esta obra es importante para mí por varios motivos. El primero, y soy consciente de que es una mera anécdota​ pero me marcó en cierta forma, ocurrió fuera de la representación, a la mismas puertas del teatro. Llegamos tarde, unos minutos, y no nos dejaban pasar para no molestar, cosa lógica. Mi tía, que se llama Catalina, con una sonrisa de oreja a oreja, una educación y un respeto extremo habló con la taquillera (reconozco que yo estaba muerta de vergüenza, la edad, el pavo...) Esta, a su vez, llamó a un hombre que tras hablar con Catalina un momento nos dejó entrar y nos sentó al final diciéndome con una sonrisa "sin hacer ruido"
 A la salida le pregunté a mi tía si lo conocía y me dijo que no pero que con educación y respeto se podían conseguir, a veces, las cosas y si no era así pues que no pasaba nada. Ese día sólo se quedó en mi mente que conseguimos ver la obra, al cabo de, no muchos años, realmente entendí lo que había aprendido e intento aplicarlo en mi vida.

El segundo fue que por primera vez pude "sentir" una obra trágica. No me asusté, Buero se convirtió en mi autor favorito. En "El concierto de San Ovidio" pude sentir ese desasosiego que siempre acompaña al hombre porque desconoce que es lo que viene hacer a este mundo, siempre hay algo​ que nos limita, que no nos permite avanzar hacia ese entendimiento, en este caso venía reprentada por la ceguera.

Cuando salimos le dije a Catalina " que nosotros éramos los imperfectos, no los que tenían algún problema físico" No recuerdo si me contestó o no lo que estoy segura es que si pensó que me faltaba un hervor para entender a Buero. Y llevaba toda la razón. Posteriormente he visto y leído sus obras. Y destaco dos, una sólo leída "Palabras en la arena" y otra cuya representación me cautivo "El tragaluz". Es curioso Juan Gea trabajó en la primera que me hizo conocer al autor y en esta última donde lo admiré.

Y eso me lleva al tercer motivo, esa noche sobre el escenario se movieron actores y actrices que en ese momento eran referentes como Manuel Tejada y otros que para mí, y para cualquiera que ame el teatro, lo son actualmente como el mencionado Juan Gea o Carlos Hipólito. De ellos dos prometo hablar más adelante porque me han acompañado muchas tardes de teatro​



Las fotos son del Centro de Documentación teatral

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