viernes, 23 de febrero de 2018

DE NO TE VISTAS PARA CENAR

Me he venido a Valencia para ver en el Teatro Flumen "No te vistas para cenar" cuyo autor es Marc Camoletti.

De la sinopsis, sólo daré una breve pincelada para no destriparla, porque siguen en el Flumen (prorrogada por segunda vez, ahí queda eso) y el que quiera ver cómo transcurre debe ir o, por qué no, repetir, garantizo que nunca verán la misma obra, esa es la magia del teatro. Volviendo a la historia: la esposa de Fernando se marcha a ver a su madre, el marido decide llamar a la amante y a un amigo para buscarse una coartada, contrata, también, a una cocinera ¿Que puede salir mal? No contesto la pregunta, no creo que haga falta.

Nos encontramos con una comedia, o mejor dicho, con un vodevil en toda la extensión de la palabra. Cuando pienso que es un vodevil vienen a mi mente escenas rápidas, continuas entradas y salidas...pero sobre todo risas, muchas risas. Eso es exactamente lo que nos encontramos en "No te vistas para cenar". Las butacas se llenan de carcajadas.

Pero me gustaría que quién va a ver una obra, pero sobre todo comedias como "No te vistas para cenar" sea consciente de algo. En ocasiones cuando sobre las tablas los espectadores vemos espontaneidad, que los actores y actrices parece que no les cuesta, en resumen, que están como en su casa...todos hasta conseguirlo realizan un trabajo y  esfuerzo enorme. Viendo este vodevil "No te vistas para cenar" es lo primero que he notado, el gran trabajo que hay, pero lo bien trabajado que está, tan bien trabajado que no lo notas.

En cuanto a los que viven en el escenario, empezamos por José Sáiz, que además es el director de la obra. Interpreta al amigo de forma magnífica. Cómo director  mantiene el ritmo todo el tiempo, consigue que los movimientos sobre el escenario sean espontaneos.

Helena Font interpreta una amante ingenua con perfección.

Paula Bares, está extraordinaria como esposa de Fernando, sus entradas y salidas son magistrales.

Isabel Gaudí, una cocinera que "cocina" su personaje como una auténtica máster chef.

Y terminamos con Alberto Vázquez, un perfecto marido infiel. De Alberto ya he hablado en posts anteriores, cuando me he referido a musicales. Hoy, de nuevo, he certificado algo: es uno de los actores más completos que podemos encontrar sobre los escenarios. Es un todo terreno capaz de interpretar cualquier registro y además, y eso es lo admirable, de forma brillante siempre.

Cómo he dicho "No te vistas para cenar" estará durante un tiempo más en el teatro Flumen en Valencia. Y, de nuevo me repito, si pueden ir no lo duden y si ya han ido, háganlo de nuevo, les prometo diversión.

Espero y deseo que se marchen de gira por toda España, pasando por Madrid, llevando con ellos las risas (tan difíciles de conseguir) de todos los lugares por donde pasen.

Hoy las carcajadas, de un teatro lleno, se las han llevado junto a los aplausos que se han ganado muy merecidamente.

viernes, 9 de febrero de 2018

DE LA MÍMICA

Hoy voy hablar del noble arte de la mímica.

Cuando nos referimos a los mimos, lo primero que se nos viene a la cabeza, seguramente, sea la película de Alex de la Iglesia "El día de la Bestia" donde para realizar una acción malvada el personaje del cura (interpretado por Alex Angúlo, actor maravilloso que se fue demasiado pronto) empujaba a un mimo al metro. O, también, las bromas respecto al tema de muchas series y películas.

Según Wikipedia, la mímica es: un tipo de expresión o comunicación no verbal en la que se recurre a gesticulaciones y movimientos corporales para transmitir una idea. La mímica, es también una expresión artística que se utiliza para enfatizar los sentimientos y emociones en diferentes disciplinas artísticas como la danza y las representaciones dramáticas.

Cuando en ocasiones hablas de los mimos, lo que te dice mucha gente es que les pone nerviosos (esa suele ser la expresión), pero creo, que eso les pasa porque no reconocen o no saben ver lo importante que es para, en mi caso me centraré en el teatro, pero también para la danza, la ópera, teatro infantil...No le ven el mérito que tiene hacer bien esta disciplina, aunque luego disfruten de ella sin ser conscientes.

Lo que tenemos todos en la retina, es una caja invisible, globos que tiran desde un hilo invisible, personas eternamente quietas...que es altamente difícil aunque haya quien no lo crea.

El mimo más reconocido del mundo fue el francés Marcel Marceau, nunca pude verlo en directo pero lo que he podido captar a través de las imágenes, es que me encuentro ante un contador de historias, que no necesita de la palabra, para llegarte a lo más profundo, era un artista de la expresión corporal.

En cuanto al tema por el que hablo de la mímica, su unión con el teatro, voy a dar mi sincera opinión. Hemos tenido sobre las tablas auténticas maravillas que entendían este concepto perfectamente como José Bodalo o Julia Gutiérrez Caba. Pero ahora, se tiende a intentar explicarlo todo con la palabra, ésta sustituye al gesto.

Explicar un sentimiento con palabras es muy complicado porque cuando logras conectar con el público alguno se ha perdido por el camino, sin embargo, por ejemplo, mostrar la tristeza de espaldas con un movimiento de hombros, dejándolos caer o un grito silencioso ante una tragedia eso es captado inmediatamente por los ojos que están atentos a todo lo que sucede sobre el escenario.

Voy a poner un ejemplo concreto: José Bodalo en " La señorita de Trevélez" Su personaje comienza siendo un hombre mayor que, con gran afán, quiere pasar por joven, llegando en la mayoría de las ocasiones a rallar el ridículo y cuando finaliza la obra nos encontramos ante un anciano derrotado. Durante el trascurrir no es lo que cuenta, no son las palabras que utiliza sino como transforma su cuerpo y como esto hace que veas a su alma igualmente transformada. Como es capaz de trasmitimos dolor con sus ojos, con el decaimiento del su cuerpo. José Bódalo, un grande.

Espero que después de leer este pequeño homenaje al noble arte de la mímica, sí ahora ven un mimo logren ver algo más que alguien atrapado en una caja invisible, vean a alguien capaz de contar las más bonitas historias sin utilizar la palabra