sábado, 22 de febrero de 2020

DE OSCAR O LA FELICIDAD DE EXISTIR

De nuevo, Graciela, amiga de hace más de treinta años, me ha regalado una entrada de teatro, la obra elegida ha sido "Oscar o la felicidad de existir" de Eric-Emmanuel Schmitt que se representa en la Sala Arapiles.


La historia, contada sin más, resulta triste y dolorosa. Un pequeño de 10 años, sabedor de que le quedan pocos días de vida por la leucemia que padece, decide escribirles cartas a Dios para hablar de lo que necesita y siente, sobre todo de lo que siente.

Pero, el autor no quiere que la pena invada el patio de butacas, y a través de los personajes, interpretados todos por una sola actriz, consigue que sonriamos, e incluso que nos riamos. Lo que Oscar cuenta en su cartas, es, un canto a la vida, a la esperanza, al coraje de un pequeño que quiere vivir y que gracias a Mama Rosa, la disfruta más, en 14 días, que mucha gente en muchos años.

Y logra ese pequeño milagro sin, casi, salir del hospital, el personaje de Mamá Rosa es fundamental en el caminar de Oscar. Una voluntaria que le ayuda a entender lo que le sucede, entender a sus padres y le enseña a escribir a Dios para desahogarse. 


El director Juan Carlos Pérez de la Fuente, realiza una dirección magistral. Todos los espacio son parte de un hospital, el escenario se hace pequeño y cercano, gracias a su dirección. La escenografía es sencilla, pero natural, unas cajas de madera representan las habitaciones, dos pantallas laterales, las dos veces que Oscar sale del hospital y, la base principal de todo el decorado, los números que representan las cartas, en rosa sobre paneles de madera. 

Finalmente hablaré de Oscar, de Mamá Rosa, de Einstein... de todos los personajes, ya que son interpretados por una sola mujer: Mona Martínez.

Que decir de ella, empezaré diciendo  que su interpretación es la emoción, el amor, la alegría, los sentimientos que requieren todos los personajes.  Seguiré diciendo que durante toda la obra da una lección de interpretación, que traspasa al patio de butacas toda su fuerza. Existen momentos de gran emoción y los controla sin llegar a la sensiblería, lo que los hace más impactantes. Recibe un gran aplauso, un merecidísimo aplauso.

"Oscar o la felicidad de existir" te toca el corazón. Cuando sales de verla lo que piensas es, en disfrutar cada día sin mirar lo que pase mañana. 

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