domingo, 13 de octubre de 2019

DE MADRE CORAJE Y SUS HIJOS

Comentándole a mi tía que venía a ver "Madre coraje y sus hijos" me ha recordado, que la habíamos visto con Rosa María Sardá sobre el "ochentaitantos" y que ella también la había visto con Marí Carrillo sobre el 70, y que le contara que tal estaba este montaje. Así que tita esta entrada va por ti.

A todos, cuando oímos "Madre Coraje" nos viene a la imaginación una madre que haría cualquier cosa por su prole, que, lucharía contra viento y marea por ella. Pero, esta imagen está muy lejos de la que nos describe Bertolt Brecht, la madre que nos presenta es un conjunto de todas las bajezas humanas, en la que podemos destacar la avaricia. 

Lo que el autor nos quiere mostrar, a través de esta madre, es que la guerra cuando se une al comercio, que es siempre, ya que se retroalimentan, ocasiona pérdidas que no se pueden permitir, pérdidas irremediable y dolorosas. El personaje de Madre Coraje no debe ser compadecido, sino odiado por lo que representa. Es una obra altamente pacifista, no en vano el autor la escribió cuando huía de la Alemania Nazi en 1933.

En esta versión, traducida por Miguel Sáenz, encontramos, yo al menos, que el personaje principal, Madre Coraje, está un poco dulcificado. No de manera extrema, pero en algunos momentos muestra una humanidad que, creo recordar, no percibí en la lectura de la obra, ni en otras versiones vistas con anterioridad.  Este montaje pretende que cuando salgas del teatro no la odies, quizás, tampoco que la ames, pero sí que la comprendas. No por ello, deja de trasmitir la idea del autor: la crítica feroz en contra de la guerra, pero quizás llega de forma algo diferente. 

La dirección de Ernesto Caballero es rápida, dinámica. Muestra un manejo de los actores muy bueno, en un gran escenario y con poca ayuda de la escenografía. Y digo poca ayuda porque no hay demasiado sobre el escenario, todo se centra en el carro y en un panel de led. Panel que ayuda a contextualizar la época en la que el autor ha decidido contar la historia: la Guerra de los 100 años, entre católicos y protestantes. El panel es necesario porque el vestuario no es de esa época, está más cercano a la nuestra, lo que, para mí, demuestra que pase el tiempo que pase, la guerra será siempre igual, sufrirán los mismos y se enriquecerán los mismos. 

Es bonito como juega con las luces, las pone al servicio de la historia. Con ese juego, consigue crear diferentes ambientes y dar la fuerza necesaria a muchas escenas. La luz que enfoca directamente desde el suelo a los personajes, da una gran intimidad y fuerza. 

Me gustaría destacar, también, la música de Paul Dessau, compuesta para la obra de Bertolt Brecht, que el director ha respetado. Es cantada prácticamente por todos los participantes. Cuando Blanca Portillo canta al cadáver de su hija, todos los espectadores somos participes de su dolor. 

Los actores están perfectamente sincronizados, tienen química entre ellos y son muchos. Esto es muy importante y meritorio. 

Me van a permitir que, aunque todos están maravillosos, destaque a cuatro. Angela Ibañez como Kattrin, su silencio son palabras que te llegan, o más bien, lo que sentimos son gritos de silencio que nos trasmiten deseos que no se cumplen. Paula Iwasaki, interpreta a Yvette. La escena en la que canta contando su historia es magistral. Jorge Usón, como el predicador, consigue que veas perfectamente como su personaje va cambiando a mejor.

Y por último, como siempre se hace en el teatro, Blanca Portillo. No descubro nada nuevo si digo, que estamos ante una de las mejores actrices que tenemos y que tendremos. Blanca nos ha dado grandes personajes, todos y cada uno de los que ha interpretado sobre un escenario, y Madre Coraje no es una excepción. Te muestra, a la perfección, las dobleces de un personaje que lucha para sobrevivir, y antepone su ambición a sus sentimientos de madre. Durante las dos horas consigue traspasar las baterías de una forma mágica, que llega a su momento álgido, en el punto necesario: la última escena, cuando, ella sola ha de tirar del carro, su fuerza sobre el escenario es monstruosa. 

Estará sobre las tablas del María Guerrero hasta el 17 de noviembre, les ánimo a ir. 



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