Hoy mi entrada quiero que sirva de homenaje, a las personas que por primera vez presentan el teatro a los niños. A esos profesores, que meten el gusanillo del teatro a futuros actores, actrices, escritores, directores....
Aquellos que miran una clase, y ven 20 o 25 niños y niñas, pero saben que en la obra sólo salen 5, 6 personajes (tirando muy alto el número) Aquellos que, entonces, deciden que en vez de un pastor, habrá 6, y así multiplicarán todos los personajes que puedan hasta que todos tengan su papel, pequeño o grande, pero que todos puedan disfrutar.
Aquellos que se pasan horas para montar una obra, que desde fuera a veces parece un desembarco de lo que se lía, y que durante esas horas aguantan estoicos los "¿Por qué seño? O los "no seño"
Aquellos que organizan, también, a los padres que quieren ayudar, aquellos que si la ciudad o pueblo es pequeña, son parados y preguntados por los padres sobre la vestimenta, o los más variados temas sobre la obra.
Aquellos que, en ocasiones, tienen que reescribir obras para añadir un texto dónde "meter" más niños. O escribirlo directamente, porque no hay obra que se adapte ni al tema ni al número.
Pero son también aquellos que cuando pasean por la calle, todos los niños (de diferentes edades) les sonríen, les llaman "seño" con cariño y orgullo, y ves que no sólo han aprendido de teatro, también de la vida, ser mejor persona.
Todos, hemos conocido a alguien así, pero me van a permitir que me centre en mi "seño", que además es mi tía. Catalina, gracias por enseñarme a amar este mundo, gracias por enseñar a tantos a hacerlo. La palabra más bonita y más sencilla para agradecerte es la ya utilizada, gracias Catalina.
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