viernes, 9 de marzo de 2018

DE BENT

En esta semana Nacho Guerrero, que es uno de los actores de la obra de la que voy a hablar, la recordó a través de las redes sociales. Asi que hablaré de ella, para ello retrocedemos al año 2005 al nuevo Teatro Alcalá, creo recordar que en la segunda sala.

La obra, Bent escrita por Martin Sherman. El título, hace referencia a la palabra  que utilizaban los ingleses para hablar de forma despectiva de los gays.

En ella se trata un tema menos conocido que la persecución de los judíos por parte de los nazis, la persecución que sufrieron los homosexuales, que incluso fueron tratados con más odio por parte de los carceleros

La obra se divide en dos partes, la primera donde nos encontramos con un Berlín maravilloso, les permite hacer su vida sin tener que preocuparse, es un mundo sino perfecto se le asemeja.
Pero la "Noche de los cristales rotos" lo cambia todo.

En esta parte nos encontramos con música en directo y un espectáculo que nos invita a pensar que es una buena época. Lo que nos hace que la segunda parte sea más dura porque vemos la injusticia que se comete. De un momento a otro pasan de la normalidad a  hacerse una pregunta ¿Por qué nosotros?

En ese punto comienza la segunda parte. Por un lado vemos una historia de amor de dos amantes que huyen para salvar su vida, y que no termina nada bien, pero por el otro lo que vemos es el nacimiento de otra historia de amor en el campo de concentración. La historia entre un gay, que prefiere la estrella de judío al triángulo rosa símbolo que diferenciaba a los gays, el motivo, que será mejor tratado dentro del horror, y un gay reconocido, que no se esconde, nunca lo ha hecho.
Nacho Guerrero y Daniel Freire interpretan, lo que es para mí, la escena de la obra, sus personajes se intercambian palabras que sustituyen al sexo carnal, llegando al orgasmo con la única (y maravillosa) fuerza de la imaginación, sólo con la palabra, en un lugar donde lo único que existe es la maldad y donde, dudo mucho que se le diese valor a la única arma que los detenidos tenían: su imaginación y su palabra. Los dos estuvieron emocionantes.

La directora, Gina Piccirilli, evita en todo momento la simbología nazi para dejar a la obra libre de carga política, para dejar libre la poesía que se desliza por ella.

Lo más triste, es que la sensación de que lo diferente asusta, o que siempre existirán personas que para ser más grandes o creerse más importantes machacarán a los diferentes, aún se tiene, o por lo menos yo la tengo.

Decía Rosa Luxemburgo que había que luchar por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. Ella hablaba de las mujeres, yo lo aplico a todo el que sea diferente dentro de la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario