sábado, 3 de junio de 2017

DE UN MARIDO DE IDA Y VUELTA

Cuando alguien me pregunta: ¿dime una obra a la que tengas especial cariño porque te lo pasaste genial?
Contesto: hay muchas
El preguntón: pero elige una
Yo: Un marido de ida y vuelta de Enrique Jardiel Poncela

De verdad que tengo muchas en mi mente, y con muchas he disfrutado pero la mencionada es especial. Nos encontramos con un humor ilógico, intelectual, que parte de unos absurdos rompedores (recomiendo leer también "Eloísa está debajo de un Almendro", con ella descubrí la mezcla de lo absurdo con la risa en estado puro) es pura magia.

Foto del Centro de Documentación Teatral
El argumento: Pepe muere en una fiesta de disfraces, vestido de torero, antes de morir le pide al atractivo Paco Yepes que no se case con su mujer, Leticia. Paco no lo cumple y se casa con ella. El marido se aparece, vestido de torero, de inicio sólo a Paco Yepes y luego a todos. Habla con Leticia que le promete a Pepe que vivirá sola y que se reunirán tras su muerte. Poco después, discute con Paco Yepes y saliendo de la casa es atropellada y muere, reuniéndose con su amor.





Dicho así parece simple, y habrá quien diga que el argumento se asemeja a un "Espíritu burlón" de Noel Coward, pues, aviso a navegantes, Noel la escribió un par de años después.

La obra es fresca, ingeniosa, con escenas memorables como cuando Paco Yepes (segundo marido) intenta leer un poema a Leticia, y el fantasma se lo impide de forma magistral.

Quizás influya también en mi recuerdo que, cuando la vi, en 1985 en el teatro Maravillas, lo hice de la mano de tres maravillosos intérpretes: Amparo Baró que es una dama del teatro, Jesús Puente (el marido torero) del que poco se puede  a decir porque todo el mundo lo conoce y Joaquín Kremel como Paco (segundo marido) en esta obra fue donde lo descubrí, inmenso.

Podría añadir mucho más sobre Jardiel, pero sólo diré una cosa, háganse un favor y ponga un Jardiel en su vida, léanlo nunca se arrepentirán.

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